jueves, 14 de abril de 2016


10 DE AGOSTO DE 1809 Primer grito de Independencia Ecuador

Durante la noche del 9 de agosto de 1809, un núcleo de intelectuales, doctores, marqueses y criollos complotados residentes en la ciudad de Quito se reunieron en la casa de Manuela Cañizares. Allí decidieron organizar una Junta Soberana de Gobierno, en la que actuaría como Presidente Juan Pío Montúfar, Marqués de Selva Alegre, como Vicepresidente el Obispo José Cuero y Caicedo y como Secretarios de Estado, en los Despachos del Interior, de Gracia y Justicia y de Hacienda, los notables Juan de Dios Morales, Manuel Quiroga y Juan Larrea, respectivamente.
En la mañana siguiente, el día 10 de agosto, Antonio Ante se encargó de presentar, ante el Presidente de la Real Audiencia, Manuel Urriez, Conde Ruiz de Castilla, el oficio mediante al cual se le daba a conocer que había cesado en sus funciones y que el gobierno lo asumía la Junta Soberana de Quito. Al mismo tiempo,
 
Juan de Salinas se encargó de la guarnición, que, de inmediato, se pronunció a favor de la Junta. Los criollos de Quito, actuando como “diputados del pueblo”, suscribieron el Acta, por la cual desconocieron a las autoridades audienciales, reconocieron a la Junta Suprema como gobierno interino “a nombre y como representante de nuestro soberano, el señor don Fernando Séptimo y mientras Su Majestad recupere la península o viniere a imperar en América”; le encargaron sostener “la pureza de la religión, los derechos del Rey, los de la Patria y hará guerra mortal a todos sus enemigos, principalmente franceses”; y dispusieron la formación de la falange militar propia. El Cabildo abierto del 16 de agosto, en el que estuvieron los representantes de los diversos barrios, ratificó solemnemente todo lo actuado.
 
El golpe de Estado ejecutado el 10 de agosto de 1809 no dejó dudas sobre el carácter autonomista y libertario del movimiento patriota, que no pudo ocultarse con la proclama de fidelidad al Rey. Sin embargo, en la misma época, no quedaban dudas que el movimiento de aquellos criollos patriotas se inspiraba en el pensamiento ilustrado inculcado por Eugenio Espejo y que, sobre todo, al asumir como suyo el principio de soberanía popular y de representación del pueblo, ejecutaba un acto revolucionario que, en última instancia, movilizaba un proyecto autonomista.
 
Así lo entendieron las autoridades de las otras regiones de la Audiencia de Quito y de los Virreinatos de Lima y de Bogotá. Por ello, aunque los patriotas quiteños llamaron a la unión de “los Cabildos de las provincias sujetas actualmente a esta gobernación” y especialmente a Guayaquil, Popayán, Pasto, Barbacoas y Panamá, la Junta de Quito resultó aislada e incluso provocó la reacción de las otras regiones, desde las que se prepararon milicias para someterla.
 
El Virrey de Lima, Fernando de Abascal y Souza, envió tropas al mando del Coronel Manuel Arredondo. Ante el peligro inminente, el 28 de octubre la Junta resignó el poder ante el “españófilo” Juan José Guerrero, Conde de Selva Florida, quien a los pocos días lo devolvió al Conde Ruiz de Castilla.
 
Aunque el Presidente restaurado prometió olvidar los sucesos, cuando entraron a la ciudad las fuerzas realistas, se inició la persecución contra los revolucionarios quiteños, contando con la actuación del oidor Felipe Fuertes Amar y del fiscal Tomás Arechaga.
 
El 2 de agosto de 1810 un fallido intento por liberar de la prisión a los próceres detenidos concluyó con la matanza de los próceres detenidos en los calabozos del Cuartel “Real de Lima” en Quito, fusilando en el acto o atravesando con bayonetas y cuchillos a Morales, Quiroga, Salinas, Larrea, Arenas. Riofrío. Ascásubi, Guerrero, Villalobos y tantos otros. La brutalidad de las tropas llegadas con el coronel Arredondo se extendió inmediatamente sobre los barrios de la ciudad, que apenas pudieron resistirlas. El obispo y los sacerdotes tuvieron que recorrer las calles para implorar que terminen los enfrentamientos. Dos días después, en la Asamblea de vecinos convocada por las autoridades fueron denunciadas las atrocidades y se acordó la salida de las tropas, la formación de una Junta y el recibimiento del Comisionado Regio.
 
Carlos Montúfar, hijo del Marqués de Selva Alegre, llegó en calidad de Comisionado nombrado directamente por el Consejo de Regencia de España, para apaciguar en algo el clima de represión con que fue sometida Quito. Organizó una segunda Junta Superior de Gobierno, presidida temporalmente por Ruiz de Castilla, pero integrada por criollos patriotas. El 1º. de enero de 1812 se instaló un Congreso Constituyente que, además, dictó la primera Constitución Quitense.
 
El virrey del Perú desconoció la Junta de Quito. Además, segregó Cuenca y Guayaquil y nombró a Joaquín Molina como Presidente. Carlos Montúfar, definido por la revolución, armó la defensa del gobierno popular de Quito, alistando tropas, que fueron enviadas hasta el norte y el sur, logrando triunfos en Pasto y cerca de Cuenca. El general español Toribio Montes organizó las fuerzas realistas desde el litoral, con soldados del Perú, Panamá y Guayaquil. Paulatinamente fue venciendo en su ascenso por los Andes. Entró a Quito el 8 de noviembre de 1812 y organizó la persecución de los últimos resistentes. Montúfar y los principales lograron escapar. Otros fueron procesados, condenados y hasta desterrados. Así terminó la Revolución de Quito.
 
El significado histórico
 
Aunque la Revolución de Quito no logró mantenerse, había dado inicio a la conciencia autonomista y se convirtió en fuente de las luchas independistas posteriores que, en una segunda y definitiva fase, arrancaron con las Revoluciones de Guayaquil y Cuenca en 1820.
 
Si bien antecedieron a la Revolución de Quito tanto la independencia de los Estados Unidos en 1776, así como la de Haití en 1804 e incluso los movimientos de Chuquisaca y La Paz (Bolivia) en 1809, los sucesos de Quito adquirieron significación continental no solo por la instauración de una Junta de criollos, sino porque los próceres que participaron en la revolución fueron asesinados el 2 de agosto de 1810 y porque en Quito se expidió en 1812 la primera Constitución.
 
Simón Bolívar se refirió a los sucesos de Quito como los gestores de la emancipación y su proclama de “guerra a muerte” contra los españoles la lanzó como reacción a la escandalosa matanza de los patriotas quiteños. En Chile también se reconoció la gesta del 10 de agosto, declarando a Quito “Luz de América”.
 
Después de la Revolución de Quito se sucedieron en 1810 nuevos movimientos autonomistas en México y las Juntas de Caracas, Bogotá, Santiago de Chile y Buenos Aires. El proceso de la independencia de América Latina había comenzado.
 
La Revolución de Quito no fue, por consiguiente, un movimiento meramente local, sino que tuvo en la mira la liberación de un país que estaba gestándose. Generó la conciencia de identidad propia. Y estuvo conectada con un movimiento más general: el de toda Hispanoamérica, que estallaba en rebeliones y protestas contra las autoridades españolas.
 
Aunque la dirección política revolucionaria estuvo en manos de una elite criolla, ella cumplió con un interés histórico mayor: dar inicio al proceso de la lucha anticolonial, en la que inevitablemente tendrían que involucrarse, más tarde o más temprano, todas las regiones dominadas por una metrópoli que actuó como un poder de dominación nacional.
 
En Quito los ideales abiertamente independistas de algunos de los patriotas se conjugaron con posiciones autonomistas o menos radicales de otros revolucionarios. Pero no hay duda que, en conjunto, la Revolución daba continuidad a las rebeliones que habían estallado durante todo el siglo XVIII, a las ideas del precursor Eugenio Espejo y al espíritu de identidad forjado por múltiples vías culturales y sociales.
 
Comprendida con una visión histórica de amplia perspectiva, la Revolución de Quito del 10 de Agosto de 1809 dio inicio al proceso de la independencia de la actual República del Ecuador, que solo después de trece años de insurgencia culminaría exitosamente en la Batalla del Pichincha del 24 de mayo de 1822.



martes, 12 de abril de 2016

LA REVOLUCIÓN EUROPEA.




Revolución o revoluciones de 1848 (la Primavera de los Pueblos o el Año de las Revoluciones) es la denominación historiográfica de la oleada revolucionaria que acabó con la Europa de la Restauración (el predominio del absolutismo en el continente europeo desde el Congreso de Viena de 1814-1815).
Fue la tercera oleada del más amplio ciclo revolucionario de la primera mitad del siglo XIX, que se había iniciado con las denominadas «revolución de 1820» y «revolución de 1830». Además de su condición de revoluciones liberales, las revoluciones de 1848 se caracterizaron por la importancia de las manifestaciones de carácter nacionalista y por el inicio de las primeras muestras organizadas del movimiento obrero.
Iniciadas en Francia se difundieron en rápida expansión por prácticamente toda Europa central (AlemaniaAustriaHungría) y por Italia en el primer semestre del año 1848. Fue determinante para ello el nivel de desarrollo que habían adquirido lascomunicaciones (telégrafoferrocarril) en el contexto de la Revolución Industrial.
Aunque su éxito inicial fue poco duradero, y todas ellas fueron reprimidas o reconducidas a situaciones políticas de tipoconservador (la espontaneidad de los movimientos y su mala organización lo facilitó), su trascendencia histórica fue decisiva. Quedó clara la imposibilidad de mantener sin cambios el Antiguo Régimen, como hasta entonces habían intentado las fuerzascontrarrevolucionarias de la Restauración.
En Francia, los conflictos sociales se presentaron como una lucha de clases triangular, con dos burguesías y la masa popular. La alta burguesía, identificada con el Antiguo Régimen, era predominante en el poder y se negaba a compartirlo con la pequeña burguesía, mientras que la clase obrera comenzaba a ser consciente de su miseria y de su fuerza para reivindicar sus intereses.2 Sin embargo, no fue sólo el conflicto social lo que desencadenó la revolución de 1848, sino que la cultura política francesa también supuso un importante factor de inestabilidad.3 La Revolución francesa dejó como legado la idea de que la política podía transformar la existencia, y que el Estado no debía limitarse a defender y administrar la sociedad, sino que debía configurarla y conducirla, aunque no había acuerdo sobre la forma en que debía adoptar o los objetivos que debía perseguir. No había una unificación de ideologías, y todas las crisis políticas se convertían en crisis constitucionales. En este caso, la denominada revolución de febrero supuso la caída de la monarquía de julio de Luis Felipe I de Francia (el rey de las barricadas que debía su trono a las tres gloriosas jornadas revolucionarias de 1830). El 25 de febrero se proclamó la Segunda República Francesa, inicialmente muy social,4 pero tras las jornadas de junio se impuso un régimen moderado, el de Luis Napoleón Bonaparte, primero como presidente (10 de diciembre de 1848) y luego del golpe de Estado del 2 de diciembre de 1851 como emperador de los franceses, en el Segundo Imperio francés (1852-1870).

viernes, 8 de abril de 2016

LA REVOLUCION EN EUROPA

LA REVOLUCION EN EUROPA



Revolución o revoluciones de 1848 (la Primavera de los Pueblos o el Año de las Revoluciones) es la denominación historiográfica de la oleada revolucionaria que acabó con la Europa de la Restauración (el predominio del absolutismo en el continente europeo desde el Congreso de Viena de 1814-1815).
Fue la tercera oleada del más amplio ciclo revolucionario de la primera mitad del siglo XIX, que se había iniciado con las denominadas «revolución de 1820» y «revolución de 1830». Además de su condición de revoluciones liberales, las revoluciones de 1848 se caracterizaron por la importancia de las manifestaciones de carácter nacionalista y por el inicio de las primeras muestras organizadas del movimiento obrero.
Iniciadas en Francia se difundieron en rápida expansión por prácticamente toda Europa central (AlemaniaAustriaHungría) y por Italia en el primer semestre del año 1848. Fue determinante para ello el nivel de desarrollo que habían adquirido lascomunicaciones (telégrafoferrocarril) en el contexto de la Revolución Industrial.
Aunque su éxito inicial fue poco duradero, y todas ellas fueron reprimidas o reconducidas a situaciones políticas de tipoconservador (la espontaneidad de los movimientos y su mala organización lo facilitó), su trascendencia histórica fue decisiva. Quedó clara la imposibilidad de mantener sin cambios el Antiguo Régimen, como hasta entonces habían intentado las fuerzascontrarrevolucionarias de la Restauración.
En Francia, los conflictos sociales se presentaron como una lucha de clases triangular, con dos burguesías y la masa popular. La alta burguesía, identificada con el Antiguo Régimen, era predominante en el poder y se negaba a compartirlo con la pequeña burguesía, mientras que la clase obrera comenzaba a ser consciente de su miseria y de su fuerza para reivindicar sus intereses.2 Sin embargo, no fue sólo el conflicto social lo que desencadenó la revolución de 1848, sino que la cultura política francesa también supuso un importante factor de inestabilidad.3 La Revolución francesa dejó como legado la idea de que la política podía transformar la existencia, y que el Estado no debía limitarse a defender y administrar la sociedad, sino que debía configurarla y conducirla, aunque no había acuerdo sobre la forma en que debía adoptar o los objetivos que debía perseguir. No había una unificación de ideologías, y todas las crisis políticas se convertían en crisis constitucionales. En este caso, la denominada revolución de febrero supuso la caída de la monarquía de julio de Luis Felipe I de Francia (el rey de las barricadas que debía su trono a las tres gloriosas jornadas revolucionarias de 1830). El 25 de febrero se proclamó la Segunda República Francesa, inicialmente muy social,4 pero tras las jornadas de junio se impuso un régimen moderado, el de Luis Napoleón Bonaparte, primero como presidente (10 de diciembre de 1848) y luego del golpe de Estado del 2 de diciembre de 1851 como emperador de los franceses, en el Segundo Imperio francés (1852-1870).

LA INDEPENDENCIA DE LOS PAISES AMERICANOS

LA  INDEPENDENCIA DE LOS PAISES AMERICANOS







Independencia americana y expresiones similares, coincidentes en todo o en parte (independencia de América, de Latinoamérica, de Hispanoamérica, de la América española, etc.), pueden referirse a:
El dominio español en las Américas no puede ser muy duradero debido a la "dificultad de socorrerlas desde Europa cuando la necesidad lo exige; el gobierno temporal de virreyes y gobernadores que la mayor parte van con el mismo objeto de enriquecerse; las injusticias que algunos hacen a aquellos infelices habitantes; la distancia de la soberanía y del tribunal supremo donde han de acudir a exponer sus quejas; los años que se pasan sin obtener resolución", éstas y otras circunstancias "contribuyen a que aquellos naturales no estén contentos y aspiren a la independencia, siempre que se les presente ocasión favorable".
Así se expresaba el conde de Aranda, embajador de España en París, en 1783, a la vez que planteaba al rey su proyecto de monarquía federal. Y no fue el único: Campomanes, Floridablanca, Abalos, presentan a Carlos III diversas propuestas encaminadas a retrasar en lo posible lo que todos consideraban inevitable: la pérdida de las colonias. Y es cierto que aunque se han vertido ríos de tinta tratando de buscar causas de la independencia de Hispanoamérica, la verdadera razón no es otra que su propia existencia como colonia, con un importante nivel de desarrollo socio-económico y cultural.
Por eso, la pregunta más bien sería: ¿por qué no se independizó antes? Las reducidas tropas que había en las Indias no eran precisamente un ejército de ocupación, ni aun al aumentar los efectivos a fines del XVIII, pues la mayoría de los soldados y oficiales eran americanos. Lucena dice que Iberoamérica no necesitó independizarse antes porque estaba creciendo y configurándose, pero una vez lograda la prosperidad exigió libertad, ya que era entonces cuando la necesitaba. También L. Navarro asegura que fue la prosperidad, no la miseria, lo que estimuló el deseo de obtener el poder político, concebido como instrumento para alcanzar cotas mayores de desarrollo.
La propia lógica colonial conduciría a la independencia, todo era cuestión de oportunidad, de que se presentara la ocasión favorable. Y se presentó en 1808, cuando se desencadena una crisis política y militar sin precedentes en la historia de España, con la invasión de los ejércitos napoleónicos, la abdicación de Carlos IV, la prisión de Fernando VII, el intento de hacer rey de España (y de las Indias) a José Bonaparte.
Independencia de las colonias españolas

martes, 5 de abril de 2016

ESCUELA QUITEÑA


ESCUELA QUITEÑA

Los Negros de Esmeraldas. Andrés Sánchez de Gallque, siglo XVI.
Virgen alada. Miguel de Santiago, siglo XVII.
Espectáculo de india exorcizada en Guapulo. Miguel de Santiago, 1646.
Dama principal de Quito y su corte. Anónimo, siglo XVI.
Virgen del Rosario. Anónimo, siglo XVII.
Rey Manassés. Nicolás Javier Goribar, siglo XVII.
Retrato de señora principal quiteña con su negra esclava. Vicente Albán, siglo XVIII.
Taller de San José. Miguel de Samaniego, siglo XVIII.
Dama quiteña. Autor desconocido, siglo XVIII.
Retrato de José Mejía Lequerica. Autor desconocido, siglo XVIII.
La Piedad. Gaspar Zangurima, siglo XIX.
Betlemitas del San Juan de Dios. José Cortés Alcocer, siglo XIX.
Escuela quiteña es como se ha llamado al conjunto de manifestaciones artísticas y de artistas que se desarrolló en el territorio de la Real Audiencia de Quito, desde Pasto y Popayán por el norte hasta Piura y Cajamarca por el sur, durante el período colonial (segunda mitad del S. XVI, XVII, XVIII y primer cuarto del S. XIX); es decir durante la dominación española (1542-1824).1
La Escuela Quiteña alcanzó su época de mayor esplendor entre los siglos XVII y XVIII, llegando a adquirir gran prestigio entre las otras colonias americanas e incluso en la corte española de Madrid.2 También se la considera como una forma de producción y fue una de las actividades más importantes desde el punto de vista económico en la Real Audiencia de Quito.3 4
La fama de este movimiento alcanzó tanto prestigio, incluso en Europa, que se dice que el rey Carlos III, refiriéndose a la escuela quiteña y a uno de sus escultores en concreto, expresó: «no me preocupa que Italia tenga a Miguel Ángel, en mis colonias de América yo tengo al maestro Caspicara» 5

Historia[editar]

Desde sus orígenes en la fundación del Colegio de San Andrés por parte de los franciscanos, el arte en la ciudad de Quito se multiplicó a lo largo de los siglos, alcanzando su mayor esplendor entre el XVII y XVIII.

Origen[editar]

Tras la fundación de la ciudad en 1534 y el crecimiento de la primera generación de quiteños, se vio la necesidad de crear un sitio en el que estos pudiesen educarse correctamente. Es así que se encomienda esta labor al profesor Juan Griego, quien se encarga de enseñar a leer y escribir a los habitantes de la pequeña villa en una escuela que funcionaba en la Catedral debido a la falta de un lugar apropiado. En 1552 esta labor pasó a manos del Obispo de la comunidad franciscana, Francisco Morales, quien fundó el primer centro de educación formal llamado San Juan Evangelista.6
Durante seis años el San Juan Evangelista fue un colegio de enseñanza práctica, donde además de leer y escribir se aprendía otras labores como usar el arado, sembrar semillas y hornear ladrillos. La institución estaba destinada de preferencia para los indios, mestizos y uno que otro criollo huérfano, los profesores eran religiosos y la enseñanza gratuita.6
Al Colegio San Juan Evangelista le sucede entonces el de San Andrés (1565),7 nombre que se le dio para interesar al plantel al Virrey de Lima: don Andrés Hurtado de Mendoza, el cual intercede ante el Rey para que lo nombre Colegio de Patronazgo Real, es decir un colegio oficial de su majestad. El monarca accede a la petición y emite el siguiente decreto, con el que se forma oficialmente el Colegio y se detalla su forma de financiamiento:6
Don Felipe, por la Gracia de Dios, Rey de Castilla, de León, de Aragón, etc.
A vos los Oficiales de la nuestra Hacienda de la Ciudad de San Francisco del Quito de los nuestros Reinos e Provincias del Perú: Salud e Gracia. Sabed que el Capitán Rodrigo de Salazar en nombre del Consejo, Justicia y Regimiento de esa Ciudad, nos ha hecho relación que en ella está fundado un Colegio de los Indios naturales de la advocación de San Andrés, de que Nos (ambas majestades) somos patrón(es), en el cual los dicho naturales son enseñados en las cosas pertenecientes a su salvación e buena doctrina de letras, (artes) y muchas buena costumbres e habilidades para que puedan vivir cristiana y políticamente, de lo cual Nuestro Señor es muy servido, y es gran reparo para los indios pobres de esa Provincia, para el sustento del cual dicho Colegio e para que fuese en aumento tan buena obra, el Marqués de Cañete Nuestro Visorrey que fue de los dichos nuestros reinos señala al dicho Colegio los tributos del repartimiento de indios de Pusculquí y Pircupuro, por tiempo de cuatro años que estaban vacos y en nuestra cabeza, que valían trescientos pesos por cada un año; con lo cual se comenzaba a sustentar los dichos naturales e que a causa de haberse encomendado el dicho repartimiento de indios a Francisco Ponce Vecino de esa Ciudad, el dicho Colegio os ha quedado de todo punto (muy) pobre y en condición de se deshacer; lo cual si no se remediase (a tiempo) se perdería una muy buena obra con la cual la dicha Ciudad es ennoblecida, (a)demás de que los dichos (indios) naturales se volverían a sus antiguas costumbres, e nos suplicó que, teniendo consideración a lo susodicho, hiciésemos alguna merced al dicho Colegio con que se pudiese sustentar (de cada oficio en sus enseñanzas, talleres y demás instrucciones); pues en conservar (esta) tan buena obra Nuestro Señor seria muy (bien) servido y nuestra Real conciencia descargada, o que sobre ello proveyésemos como la nuestra merced fuese; lo cual visto por los nuestros comisarios y del nuestro Consejo nombrado para el asiento de los dichos reinos, quietud e sosiego de ellos, beneficio público, bien de los conquistadores, pobladores e naturales de ellos (mismos) y beneficio de nuestra Real Hacienda que reside en la Ciudad de los Reyes , de los dichos nuestros Reinos, juntamente con el señalamiento, (aviso) y provisión que el dicho Marqués de Cañete dio e hizo al dicho Colegio, de los tributos de los dichos indios, fue acordado, atento que por Nos se encomendaron de (obligado) señalar y librar al dicho Colegio, en la nuestra Caxa de la Ciudad de Quito, trescientos pesos ensayados por tiempo de tres años, y para ello mandar dar esta nuestra Carta para vos en la dicha razón , y Nos tuvimoslo por bien; por lo cual a vos mandamos que de los (trescientos) pesos de oro que son e fueren a vuestro cargo de la cobranza de los tributos de repartimientos de indios (que se hayaren) vacos, e (si) no los habiendo de ellos (acumular, que fueren) de otros cualesquier (repartimiento) pertenecientes a nuestra Hacienda, deis y entreguéis a la persona que tuviere cargo del dicho Colegio, por tiempo de tres años primeros siguientes, que corran y se cuenten desde el día de la data de esta nuestra carta en adelante, hasta ser cumplidos en cada uno de ellos trescientos pesos de plata ensayada e marcada, de valor cada uno de los cuatrocientos y cincuenta maravedíes, de los cuales hacemos merced al dicho Colegio para ayuda a la sustentación y edificio, de los cuales dichos trescientos pesos daréis e pagareis en cada un año de los dichos tres años e no más, hasta que por Nos otra cosa se provea y mande; que, dándonos y entregándolos a la persona a cuyo cargo fuere el dicho Colegio, tomando su carta de pago y esta nuestra carta o su traslado signado de Escribano, habiendo tomado la razón de ella Ortega de Melgosa, Administrador y Gobernador de la nuestra Hacienda de los dichos nuestros Reinos, mandamos a vio sean recebidos e pasados en cuenta novecientos pesos de oro, que se montan en los dichos tres años, o la parte que de ellos les diéredes y pagáredes, y no fagades en (ser) des(le)al (y no obedecerme) por alguna manera, so pena de la nuestra merced y de cada mil pesos de oro para nuestra Cámara y Fisco.
Cédula Real para la Audiencia de Quito (27 de Julio de 1562)
El Colegio de artes y oficios San Andrés inicia su vida con el siguiente profesorado:6
NombrePosiciónCátedra
Padre Juan MoralesfundadorCustodio y guía
Fray Jodoco Rickefundador
profesor
pintura
escultura
Fray Pedro Gossealprofesorpintura
escritura
apuntadores
Jorge de la Cruz Mitimaarquitecto del templo
profesor
labrado de piedra
horneado de ladrillo
construcción general
Francisco Morochoarquitecto del templo
profesor
labrado de piedra
horneado de ladrillo
construcción general
Fraile Francisco Morilloprofesorgramática
lectura
escritura
Fraile José de Villalobosprofesorgramática
lectura
escritura
De entre ellos destacan en el tiempo dos: Jodoco Ricke y Pedro Gosseal, quienes transforman profundamente esta institución básica en el lugar donde se comenzaban a formar los primeros artistas indígenas y mestizos de la Escuela Quiteña. Mateo Mejía, en 1618, fue el primer alumno que empezó a destacarse por su obra y firmarla, algo que no era costumbre en la época.7
Como expresión cultural, es el resultado de un dilatado proceso de transculturación entre lo aborigen y lo europeo y es una de las manifestaciones más ricas del mestizaje y del sincretismo, en el cual aparentemente la participación del indígena vencido es de menor importancia frente al aporte europeo dominante.8

Siglo XVI[editar]

En este período aparecen los primeros exponentes de la Escuela Quiteña. En la arquitectura se levantan las primeras edificaciones de ladrillo en la ciudad, destacándose el conjunto de la Iglesia de San Francisco, que por su tamaño no encontraría rival en América.6 La pintura aún no despegaba del todo en esta época, por lo que es difícil encontrar un trabajo representativo, aunque ya se daban los primeros brochazos en libros musicales que se guardan en los templos.6 Aparece la primera cofradía de la ciudad, llamada Cofradía del Precisos Rosario de la Purísima Virgen María, iniciada por fray Pedro Bedón.9
La escultura despega de la mano de la arquitectura, con representaciones sacras para las fachadas y altares de los templos. Destacan las figuras deLa Santísima TrinidadEl Señor del ÁrbolNuestra Señora de La Merced y la Virgen del Quinche.9
Los exponentes más importantes de esta época son:

Siglo XVII[editar]

En esta época inicia la mayor producción de la Escuela Quiteña, reduciendo el protagonismo que la arquitectura había tenido durante el siglo anterior y enfocándose principalmente en la pintura.9 La arquitectura quiteña diecisetesca destaca por la construcción de monasterios y recoletas, entre los primeros se encuentran La Limpia Concepción, Santa Clara y Santa Catalina; mientras que entre los segundos encontramos San Diego, De la Peña de Francia y El Tejar.6
En el campo de la pintura aparecen los primeros grandes maestros cuya fama trasciende las fronteras de la Audiencia, con trabajos que seguían la técnica del claroscuro europeo de la época.9 Obras pictóricas representativas de esta época son El Infierno y El Purgatorio, de Hernando de la Cruz;La Inmaculada Concepción, de Miguel de Santiago; Los ProfetasLos Reyes de Judá y La Virgen del Pilar, de Goríbar.6
La escultura de este período destaca en la elaboración de retablos para las iglesias de la ciudad. Los adornos de estos son una serie de figuras salidas de la imaginación del artista donde se funden las representaciones de hojas, frutas como uvas, piñas, aguacate, chirimoyas, flores, con aquellas clásicas como columnas salomónicas de varias vueltas en espiral como las existentes en La Compañía y las columnas anilladas con coronas y complemento de pequeños nichos como los de San Francisco.6 Los retablos, al igual las obras escultóricas, fueron construidos con madera de cedro traída de los bosques cercanos a la ciudad. El acabado final era la aplicación de oro usando el dorado al óleo, técnica consistente en cubrir los objetos con aceite, extender color sobre el fondo y finalmente aplicar las láminas de oro;9 a este estilo corresponde las imágenes y relieves de los antiguos coros de Santo Domingo y San Francisco.
Los artistas más destacados de esta etapa de la Escuela Quiteña son:

Siglo XVIII[editar]

Durante los años 1700 la producción de la Escuela Quiteña había alcanzado ya gran prestigio, no solo en las colonias americanas y España, sino en toda Europa.2 Durante este período se desarrolla con mayor importancia la escultura, destacando las figuras de las llamadas Vírgenes de Quito y Cristos crucificados.
Importantes artistas representantes de este siglo son:

Siglo XIX[editar]

Fue la última etapa de la Escuela Quiteña, y duró hasta alrededor de 1830 cuando nace la República del Ecuador. Muchos de sus artistas lograron sobrevivir algún tiempo después gracias a la fama que había logrado la Escuela y los bajos costos de producción, pero no por mucho. Debieron entonces trasladarse a varias de las nuevas naciones que habían surgido en el continente, siendo Colombia, Venezuela y Chile las más recurrentes. Allí se desarrollaron como maestros de arte y fundaron liceos y academias.2
Artistas importantes de este último período son:

Características[editar]

Como fruto del sincretismo cultural y del mestizaje las obras de la Escuela Quiteña se caracterizan por la combinación y adaptación de rasgos europeos e indigenistas y en sus etapas refleja todos los estilos imperantes en cada época en España y así tiene elementos renacentistas y manieristas; durante su apogeo es eminentemente barroca concluyendo con una corta etapa rococó que desemboca en un incipiente neoclasicismo hacia la fase de transición a la etapa republicana.
Además de los aportes españoles, recibe múltiples influencias flamencas, italianas y moriscas, las cuales íntimamente enraizadas en la tradición indo-americana, le dan una particularidad especial, diversa de sus fuentes, pues su resultado es mestizo.
Una de sus características comunes de la Escuela es su «técnica de encarnado» (como se llama en pintura y escultura a la simulación del color de la carne del cuerpo humano) que da una apariencia más natural a la piel del rostro de las esculturas. una vez que la pieza estaba tallada y perfectamente lijada, el oficial del taller procedía a recubrir la madera con varias capas de yeso con cola; luego de cada capa, se pulía perfectamente hasta conseguir un acabado perfectamente liso; luego de lo cual se daba el color en varias capas sumamente fluidas que se transparentaban permitiendo la mezcla óptica de los colores superpuestos; se iniciaba con los colores de sombras (azules, verdes, ocres); luego se daban los colores claros (blanco, rosa, amarillo); para terminar con los colores de resalte (naranja y rojo) para las mejillas sonrosadas, las rodillas y codos de los niños; azul oscuro, verde, violeta, para las heridas y moretones de los cristos o para las sombras de la barba incipiente de personajes imberbes. Finalmente se golpeaba la escultura con la vejiga de un cordero y saliva, para darle un brillo desconocido en Europa.7
Además de sus obras de perfecta proporción anatómica, otro mérito de la Escuela Quiteña fue el descubrimiento de nuevos pigmentos, los ocres oscuros se conseguían a partir de huesos de animales, los ocres bermellones del ataco y achiote y colores más fuertes eran obtenidos de insectos como la cochinilla.7 Otra característica es la representación serpenteante del movimiento de los cuerpos, en las esculturas principalmente; al igual que la aplicación primero de pan de oro o de plata y luego a una pintura aguada que permite que el brillo metálico dé una apariencia especial.
Las características que denotan su raigambre indígena son:
  • Se da una "quiteñización" de los personajes, muchos tienen rasgos mestizos y atuendos locales;
  • Aparecen con frecuencia costumbres ancestrales aborígenes;
  • Las escenas se ubican en un ambiente propio del paisaje andino, de sus ciudades, de su arquitectura;
  • Existe la presencia de fauna local (llamas en lugar de camellos y caballos; cuy en sustitución del Cordero Pascual; monos, zarigüeyastapiresfelinos, junto con los clásicos borregos de los pastores, etc.), y la flora nativa se descubre en guirnaldas, bordados, incrustaciones, platería, tallas, etc.) al igual que la adopción de plantas vernáculas sustituyendo las de la iconografía tradicional europea; · en escultura y pintura hay presencia de personajes y costumbres propios del medio; · el ejecutor de la obra de arte es el artesano local, de milenaria tradición artística propia; se da una adopción por "naturalización" de los santos europeos, por ejemplo, San Jacinto de Polonia se conoce como San Jacinto de Yaguachi.4